domingo, octubre 30, 2011

De esos días lindos.

¿Acaso no son re-lendos aquellos días que estás tan pendejísimo (o si le quieres llamar enamorado... no importa el sinónimo) que te pasan cosas bien culeras y tu le sigues sonriendo al mundo y bendiciendo sus hogares y corazones?

Pues figúrense que tuve un día bien pesadito, comenzando desde un lindo examen sorpresa del cual pude haber sido todo un master pero no quise leer la noche anterior. Y entonces después de irme de la chingada me pareció muy irónico y me ataqué a reír.

Más tarde en el salón de computación, cuando enciendo mi computadora no servía, así que no logré terminar mi dibujo en el CorelDraw, pero bueno, mi consuelo es que hasta mi computadora sabe que ando de nena sensible:



Así que no le di la menor importancia.

Después de clases el camino a casa que normalmente se me hace aburrido y monótono por razones desconocidas me pareció muy cagado y me reí un rato.


Pero bueno, tenía que ir con el ortodoncista y descubrir que mi estado de ánimo está fuertemente relacionado con el estado de mis dientes y estar de un humor muy delicado. 



Lo bueno es que, a pesar del boleto del camión que sumó el número mágico también tuve la suerte de soñar contigo. Éramos una feliz pareja vestida de cuadritos con tirantes que esperábamos el último tren a Londres.







A la mañana siguiente y desafortunadamente, comenzó un día normal.